Archivos diarios: 11 julio, 2015

Libros imprescindibles en la Historia de la Ciencia (I). Los tratados hipocráticos.

Hipócrates de Cos (en griego: Ἱπποκράτης, Cos, c. 460 a. C. – Tesalia c. 370 a. C.) fue un médico de la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de Pericles. Es considerado una de las figuras más destacadas de la historia de la medicina y muchos autores se refieren a él como el «padre de la medicina» en reconocimiento a sus importantes y duraderas contribuciones a esta ciencia como fundador de la escuela que lleva su nombre. Esta escuela intelectual revolucionó la medicina de la Antigua Grecia, estableciéndola como una disciplina separada de otros campos con los cuales se la había asociado tradicionalmente (notablemente la teúrgia y la filosofía), convirtiendo el ejercicio de la medicina en una auténtica profesión

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Los Tratados hipocráticos (Corpus hippocraticum) son un conjunto de unos cincuenta escritos médicos que abarcan más de mil páginas y que se han atribuido clásicamente a Hipócrates, el padre de la medicina contemporánea. Están escritos en dialecto jónico, y su gran heterogeneidad de estilo y teorías médicas han llevado a pensar que se trata de una compilación perteneciente a la «escuela hipocrática», más que a un solo hombre. La mayor parte de estos escritos fueron redactados entre los siglos V y IV a. C.

Son una recopilación de los 70 escritos de Hipócrates realizada por sus discípulos. Actualmente se sabe muy poco de estos escritos, debido a que se perdieron en la historia y solo se sabe de su existencia gracias a Sorano de Éfeso.

No se ha aclarado definitivamente si el autor del corpus fue el mismo Hipócrates, pues es probable que los volúmenes fueran creados por sus estudiantes y discípulos. A causa de la variedad de temas, estilos de escritura y fecha aparente de creación, los estudiosos creen que el corpus hipocrático no podría haber sido escrito por una sola persona, sino por hasta diecinueve autores diferentes. En la antigüedad, el Corpus era atribuido a Hipócrates y sus enseñanzas seguían generalmente los principios del médico griego, de manera que el Corpus acabó recibiendo su nombre. En realidad, podrían ser los restos de una biblioteca de Cos o una colección compilada en el siglo III a. C. en Alejandría.

El Corpus hipocrático contiene libros de texto, lecciones, investigaciones, notas y ensayos filosóficos sobre diversos temas hipocratesmédicos, que no siguen ningún orden concreto. Estas obras fueron escritas para públicos diferentes, tanto especialistas como legos y a veces estaban redactadas desde puntos de vista opuestos, por lo que se pueden observar contradicciones importantes entre diferentes obras del corpus. Entre estos tratados destacan El juramento hipocrático, El libro de los pronósticos, Sobre el régimen en las enfermedades agudas, Aforismos, Sobre los aires, las aguas y los lugares, Instrumentos de reducción, Sobre la enfermedad sagrada, etcétera.

Sus obras fueron traducidas al inglés, por primera vez de forma completa, por el médico escocés Francis Adams como The Genuine Works of Hippocrates (Las obras genuinas de Hipócrates) en 1849, revitalizando el interés médico e histórico en las obras de Hipócrates.

Los Tratados contienen diversos temas:

Sobre Anatomía

Son un conjunto de escritos cortos y fragmentarios. Describen la anatomía de una manera básica e inferencial, basada en disecciones de animales.

Sobre la naturaleza del hombre

Son varios escritos que comienzan con una crítica a la filosofía por su intromisión en la medicina; En estos se encuentra la teoría de los cuatro humores.

Sobre clínica y patología

Se trata de un conjunto de textos heterogéneos, con diferencias incluso en el modelo de salud-enfermedad. Algunos de los libros incluidos en este epígrafe son Sobre las enfermedades, Sobre las afecciones, Sobre los humores, Epidemias, Sobre las crisis, Sobre los días críticos o, el más importante y conocido de este grupo, el monográfico sobre epilepsia titulado Sobre la enfermedad sagrada. También alcanzó repercusión durante los siglos posteriores el tratado Sobre aires, aguas y lugares, primer estudio sobre la influencia del clima, la latitud y el entorno en la salud.

hipocrates4Epidemias fue escrito aproximadamente entre los años 475 y 466 a. C. Incluye la descripción de una epidemia de parotiditis (paperas) ocurrida en la isla de Tasos.

Sobre terapéutica

Destacan en este campo las siguientes obras:

.- El tratado Sobre la dieta en enfermedades agudas, un completo manual de dietética seguido por muchos médicos durante muchos siglos (hasta el Renacimiento).

.- Sobre fracturas.

.- Sobre articulaciones.

.- Sobre las heridas de la cabeza.

Sobre ginecología

Sobre las enfermedades de la mujer es probablemente el primer manual obstétrico-ginecológico conocido.

Tratados deontológicos

Sobre el médico es un tratado ensalzando la figura del sanador en la Grecia clásica.

Sobre el arte y el Libro de los Aforismos son dos importantes piezas de ética médica.

En Juramento redacta el conocido juramento hipocrático que aún recitan de manera ritual los licenciados en medicina y cirugía de casi todo el mundo.

Los tratados más homogéneos y atribuidos directamente a Hipócrates son éstos:

Pronóstico.

Epidemias, I y III.

Aires, aguas y lugares.

Sobre la enfermedad sagrada.

Casi todos los tratados quirúrgicos.

Historias de «gigantes» (I). El primer heliocentrista; Aristarco de Samos.

Aristarco (griego antiguo: Ἀρίσταρχος, Arístarchos o Aristarjos; latín: Aristarchus; c. 310 a. C. – c. 230 a. C.) fue un astrónomo y matemático griego, nacido en Samos, Grecia. Es la primera persona, que se conozca, que propone el modelo heliocéntrico del Sistema Solar, colocando el Sol, y no la Tierra, en el centro del universo conocido.

aristarcoEl heliocentrismo (del griego: ἥλιος-helios «Sol» y κέντρον-kentron «centro») es un modelo astronómico según el cual la Tierra y los planetas se mueven alrededor de un Sol relativamente estacionario y que está en el centro del Universo. Históricamente, el heliocentrismo se oponía al geocentrismo, que colocaba en el centro a la Tierra..

El modelo no geocéntrico del universo fue propuesto por el filósofo pitagórico Filolao (hacia 390 a. C.). Según Filolao, hay en el centro del universo un «fuego central» alrededor del cual la Tierra, el Sol, la Luna y los planetas giran con un movimiento circular uniforme. Este sistema postulaba la existencia de un antimundo colineal con la Tierra y el fuego central, con el mismo periodo de revolución. El Sol gira alrededor del fuego central una vez por año y las estrellas están fijas; la Tierra muestra siempre la misma faz oculta de cara al fuego central, por lo que éste y la anti-Tierra son invisibles desde la Tierra. El concepto pitagórico de «movimiento circular uniforme» para referirse a los movimientos celestes permaneció inmutable por los siguientes 2000 años aproximadamente, y fue a ellos a quienes se refirió Copérnico al mostrar que la noción de una Tierra móvil no era nueva ni revolucionaria.

Heráclides Póntico (siglo IV a.C.) explicaba el movimiento diario aparente de la esfera celeste por medio de la rotación de la Tierra. Suele decirse que creía que Mercurio y Venus orbitaban al Sol, el cual a su vez (junto a los demás planetas) orbitaba alrededor de la Tierra.

La primera persona conocida que propuso un sistema heliocéntrico fue —con todo— Aristarco de Samos (c. 270 a. C.). Al igual que Eratóstenes, calculó el tamaño de la Tierra y midió el tamaño y las distancias de la Luna y del Sol en un tratado que ha sobrevivido; en éste, Aristarco concluye que el Sol es seis o siete veces más ancho que la Tierra y por ende cientos de veces más voluminoso.

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Aristarco fue uno de los muchos sabios que hizo uso de la emblemática Biblioteca de Alejandría, en la que se reunían las mentes más privilegiadas del mundo clásico. Por aquel entonces la creencia obvia era pensar en un sistema geocéntrico. Los astrónomos de la época veían a los planetas y al Sol dar vueltas sobre nuestro cielo a diario. La Tierra, para muchos, debía encontrarse por ello en el centro de todo. Los planteamientos del reconocido Aristóteles hechos unos pocos años antes no dejaban lugar a dudas y venían a reforzar dicha tesis. La Tierra era el centro del universo y los planetas, el Sol, la Luna y las estrellas se encontraban en esferas fijas que giraban en torno a la Tierra. Pero existían ciertos problemas a tales afirmaciones.

Algunos planetas como Venus y, sobre todo, Marte, describen trayectorias errantes en el cielo, es decir, a veces se mueven hacia adelante y otras hacia atrás, lo cual está en flagrante contradicción con la tradición aristotélica, que decía que todos los movimientos y las formas del cielo eran círculos perfectos. Antes que Aristarco, Heráclides Póntico encontró una posible solución al problema al proponer que los planetas podrían orbitar alrededor del Sol y éste a su vez alrededor de la Tierra. Esto ya fue un gran salto conceptual pero aún era un modelo parcialmente geocéntrico.

El paradigma que dominaba era la Teoría geocéntrica de Aristóteles desarrollada a fondo años más tarde por Ptolomeo.

En el sistema ptolemaico, cada planeta es movido por dos o más esferas: una esfera es su deferente que se centra en la Tierra, y la otra esfera es el epiciclo que se encaja en el deferente. El planeta se encaja en la esfera del epiciclo. El deferente rota alrededor de la Tierra mientras que el epiciclo rota dentro del deferente, haciendo que el planeta se acerque y se aleje de la Tierra en diversos puntos en su órbita inclusive haciendo que disminuya su velocidad, se detenga, y se mueva en el sentido contrario (en movimiento retrógrado). Los epiciclos de Venus y de Mercurio están centrados siempre en una línea entre la Tierra y el Sol, lo que explica por qué siempre se encuentran cerca de él en el cielo.

Los trabajos originales de Aristarco de Samos se perdieron probablemente en uno de los varios incendios que padeció la biblioteca de Alejandría. Del modelo heliocéntrico de Aristarco solo nos quedan las citas de Plutarco y Arquímedes.aristarco2

En el siglo XVI, el De revolutionibus de Nicolaus Copernicus presenta una discusión completa de un modelo heliocéntrico del universo de un modo muy parecido al que Ptolomeo, en su Almagesto, había presentado su modelo geocéntrico en el siglo II d. C. Copérnico discute las implicaciones filosóficas del sistema que propone, lo elabora geométricamente en detalle con observaciones astronómicas seleccionadas para derivar los parámetros de su modelo y escribe numerosas tablas astronómicas que permitían calcular las posiciones pasadas y futuras de las estrellas y planetas. Con esto, Copérnico movió el heliocentrismo, de la especulación filosófica, a la astronomía geométrica predictiva -en realidad, no predecía la posición de los planetas mejor de lo que ya lo hacía el sistema ptolemaico.

El descubridor del Titanio; William Gregor.

El 11 de julio de 1817, fallece el químico y geólogo británico William Gregor (25 de diciembre de 1761 – 11 de julio de 1817).   

Fue educado en el Bristol Grammar School, donde se interesó desde muy joven en química. Tras dos años entró como St John’s College, Cambridge, lugar en el que se graduó en 1784.

Fue uno de losgregor fundadores y miembro honorario de la Royal Geological Society en Cornualles, y sus análisis de sustancias tales como el carbono de bismuto topacio, mica de uranio y arseniato de plomo nativo, resultaron insuperables.

El titanio es un elemento químico de símbolo Ti y número atómico 22. Su peso atómico es 47.90. Se trata de un metal de transición de color gris plata. Comparado con el acero, aleación con la que compite en aplicaciones técnicas, es mucho más ligero.

Es el cuarto metal más común en la naturaleza. Las rocas ígneas, los materiales formados por descomposición de rocas ígneas, muchos minerales, principalmente los que tienen hierro y todos los organismos vegetales y animales, contienen titanio.

El titanio se extrae en primer lugar del rutilo (óxido de titanio), abundante en las arenas costeras. Para ello, el titanio debe someterse antes a un proceso de refinado, para prevenir su reacción con sustancias tales como el nitrógeno, el oxígeno y el hidrógeno.

Mientras que su comportamiento químico muestra muchas semejanzas con el del silicio y el zirconio, como un elemento del primer grupo de transición, la química de la solución acuosa, especialmente de los estados de oxidación más bajos, tiene algunas semejanzas con la del cromo y el vanadio.

El principal estadogregor3 de valencia es 4+, aunque también se conocen los estados 3+ y 2+, que son menos estables. El elemento arde al aire cuando se calienta para obtener el dióxido, TiO2, y cuando se combina con halógenos. Reduce el vapor de agua para formar el dióxido e hidrógeno, y reacciona de manera parecida con ácidos concentrados calientes, aunque forma el tricloruro con ácido clorhídrico. El metal absorbe hidrógeno para dar composiciones aproximadamente de TiH2, y forma el nitruro, TiN, y el carburo, TiC. Se conocen el sulfuro TiS2, así como los óxidos más bajos, Ti2O3 y TiO, y los sulfuros Ti2S3 y TiS. Se conocen sales de los tres estados de valencia.

El dióxido de titanio, TiO2, se encuentra comúnmente en una forma negra o de color castaño conocida como rutilo. Las formas naturales que se encuentran menos en la naturaleza son la anatasita y la brooquita. Tanto el rutilo como la anatasita puros son de color blanco. El óxido básico negro, FeTiO3, se encuentra en forma natural como el mineral llamado ilmenita; éste es la principal fuente comercial del titanio.

El titanio recibe el nombre de títanos, del griego antiguo tierra blanca (su óxido es de los blancos más puros), no de los titanes como popularmente se cree. Fue descubierto en 1790 por el químico inglés William Gregor, al analizar un material que había encontrado. En 1795, el químico alemán Martin Klaproth, descubridor del uranio, le dio el nombre de titanio.gregor2

Matthew A. Hunter fue el primero que obtuvo titanio (con una pureza del 99.9%) calentando tetracloruro de titanio (TiCl4) con sodio a 700-800 °C.

El titanio como metal no se empleó hasta 1946 en que William Justin Kroll desarrolló un
método para poder producirlo industrialmente, reduciendo el TiCl4 con magnesio. Este método, llamado Método de Kroll, se sigue utilizando actualmente. En este proceso el metal se debe mantener en una atmósfera de gas inerte, como argón o helio, para impedir la reacción con otros elementos.

El dióxido de titanio se utiliza mucho como un pigmento blanco en pinturas exteriores por ser químicamente inerte, por su gran poder de recubrimiento, su opacidad al daño por la luz UV y su capacidad de autolimpieza. El dióxido también se ha empleado como agente blanqueador y opacador en esmaltes de porcelana, dando un acabado final de gran brillo, dureza y resistencia al ácido.

La utilización del titanio se ha generalizado con el desarrollo de la tecnología aeroespacial, donde es capaz de soportar las condiciones extrgregor4emas de frío y calor que se dan en el espacio y en la industria química, por ser resistente al ataque de muchos ácidos; asimismo, este metal tiene propiedades biocompatibles, dado que los tejidos del organismo toleran su presencia, por lo que es factible la fabricación de muchas prótesis e implantes de este metal.